El desconocido
Viene temblando, no puede seguir…
Quiere que el tiempo recuerde su voz…
Su ropa apenas lo cubre,
sus manos se llenan de estrellas,
su cuerpo que cuelga de un poste,
al sur de dios.
Viene consciente, no teme morir…
Sabe que el tiempo conoce su voz…
Los días con luces y sombras,
las risas que inundan los huertos,
la vida más simple de todas,
no es hijo de dios.
Al anochecer sus ojos cerró,
las huellas del día, de un sopló soltó.
Su rostro sereno pudo comprender:
el tiempo no es tiempo, no es hijo de dios.
No es hijo de dios/: