El fin de un momento

A poco andar nos dimos cuenta
que nuestro amor moría.
Apenas dos o tres reencuentros;
la ilusión se olvida.

Contamos todos los mismos cuentos,
las mismas penas, el mismo mal.
Llegamos solos con nuestros sueños,
nos vamos sin despertar.

Pero esta vez estuvo cerca,
hubo calor de hormigas.
Tanta pasión, momentos ciegos,
no pudo más la vida.

Andamos todos las mismas cuestas,
nos desarmamos y vuelta a andar.
No tiene caso abrir la puerta,
nada que viene o va.

Cargamos todos con nuestros juegos,
las mismas reglas, el mismo rol.
Giramos solos la vieja rueda,
entre el placer y el dolor.